tag:blogger.com,1999:blog-70416276327678585722024-03-13T12:39:11.164-07:00gabipeña-Vgabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.comBlogger14125tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-3479430979637443602017-01-14T12:51:00.002-08:002017-01-14T12:51:17.034-08:00Las flores sabias<span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "Helvetica Neue", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;"><i>Por qué me gustan las flores.</i></span><br />
<i><br style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "Helvetica Neue", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;" /></i><span style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: "Helvetica Neue", Helvetica, Arial, sans-serif; font-size: 14px;">No es por lindas. Es por inteligentes. No es por las flores, es por las plantas (raíces, tallos, pistilos). No es por la planta solamente, es por la abeja o la mariquita. Y la mariquita por los pulgones y los hongos, y todo eso que llevan muchas veces las hormigas en sus patitas. Sí, las hormigas que se roban la comida y les encanta el azúcar. El azúcar del café que me tomo todas las mañanas. Ese que dicen unos que es malo y otros que es bueno y que yo no me cuestiono, simplemente me lo bebo porque me gusta y porque lo necesito. Necesitar no es malo, no es solamente bueno aquello que se racionaliza, se mide, se elimina, se consume en poquitos o mejor no. Es bueno también tomar café, sobre todo cuando amanece y uno se pone la armadura del día que sigue. Puede ser un buen día, un mal día, un día raro, un día divertido, o un día tenso. El día que nunca sabemos cómo será. Por eso me gustan las flores, porque nunca sé cómo será mi día. Porque las flores me dicen que aunque tenga una línea de vida pintada en mi cabeza, la Vida misma se muere de la risa con la idea, porque bien sabe que podría acabar muy distinta (esto independiente de cuántas tazas de café me tome al día y si el café es bueno o malo). Me gustan las flores como me gusta el café: porque sí. Pero además las flores son inteligentes porque son: están ahí y mueren y nada pasa. Pero en el ínterin dan alimento a las abejas, a las mariquitas, a los pulgones, a los hongos y a las hormigas (y a mí). Se adaptan al sol o a la lluvia, y no necesitan una taza de café para ello, tampoco armadura. No son ni armas ni son duras.<i> Son</i>. No “salen al mundo”, se abren a la vida. Por eso me gustan las flores: no por lindas, sino por sabias.</span>gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-44085646992587250012016-09-03T20:51:00.001-07:002016-09-03T20:59:59.589-07:00Esas cosas que nunca cambian y esas otras que sí.<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="fuhd8-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="fuhd8-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: inherit; font-size: 14px;">Es vacilón cómo hay cosas que no cambian. </span></div>
</div>
</div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="872gp-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="872gp-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">A mis 40 pisos se me ocurre ir a yoga el "finde". Quería ir a un lugar adonde no conociera a nadie ni tuviera una idea de qué hacer. Me quería sentir libremente ignorada e ignorante. Todo iba imperfectamente perfecto: ahí estaba yo con "look" de clases de danza y con un paño en lugar de mat. No entendía nada de lo que decían (shana o ashanta o yaganta, qué sé yo) y además era a media luz, o sea palmito: yo que uso anteojos no veía nada. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="560d2-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="560d2-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Fluí.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="58ra3-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="58ra3-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">De repente ¡TAZ! La frase MÁS temida a lo largo de mi vida: "hagan grupos de dos". </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="bkva5-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="bkva5-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Socialice, haga contacto visual, sonría y haga parejas. Caca, como siempre ¡¡¡no conocía a nadie!!! Todos se veían y se abrazaban en su familiaridad. Yo jamás iba a abrazar a nadie ahí porque con costos abrazo a mis amigas y me pongo tiesa y me quito rápido, y ADEMÁS no conocía a nadie. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="ft1ih-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="ft1ih-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Todos se unieron en parejas. Yo los vi. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="bou0f-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="bou0f-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Me iba quedando solita. Me dio nerviosismo y todo como la primera vez que me pasó algo así en prepa... Me empecé a sentir algo tonta. No tengo 5 años gabipeña... Pero al final TODOS quedaron en pareja. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="1qkfc-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="1qkfc-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Todos menos yo. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="b6ee5-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="b6ee5-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Y vino la segunda pregunta más temida de mi vida: "¿Alguien quedó solo?" </span><br />
<span style="font-family: inherit;">"Yo" - dije tan bajito que sólo los que estaban cerca mío oyeron. </span><br />
<span style="font-family: inherit;">Entonces otra vez la Profe: "¿todos con pareja?" </span><br />
<span style="font-family: inherit;">Y ya entre frustrada y chiva dije lo más duro que pude "YO". </span><br />
<span style="font-family: inherit;">La Profe muy tuanis dijo "ah, entonces vos trabajá conmigo". Y ahí estaba nuevamente yo: el "teacher's pet". </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="75l43-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="75l43-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Y todo iba bien hasta que dijo: "ok, vamos a practicar inversiones, pararnos de manos." De cabeza... Yo NO me paro de cabeza, nunca me he parado de cabeza y no sólo eso, iba a tener que mostrar en público el ejercicio con la Profe... Nuevamente dije bajito "es que yo nunca me he parado de cabeza. " Y la Profe: "perdón no te oí". Entonces no faltó el compañerito que al igual que en prepa dijo: "que dice ella que nunca antes se ha parado de cabezaaaa". </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="62nrn-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="62nrn-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Sonamos. Además de incapaz de hacer parejas, no me sé parar de cabeza Y ADEMÁS me tienen que traducir en español inteligible. </span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="ck9cn-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="ck9cn-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Al final siempre sí me paré de cabeza, no resultó difícil, la Profe tuanis me felicitó por la excelente postura que probablemente debo a años de ballet y al instinto de supervivencia físico y social. Todo salió perfecto, hasta fui aplaudida.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="7ae47-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="7ae47-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Finalizada la clase me puse mis chancletas que uso post ensayo desde 1996 (las que me esperaron dos días en la calle principal de Guadalupe), doblé el pañito, y salí casi que de puntillas. Solamente que esta vez, aún incapaz de hacer grupos, me pude parar de cabeza. YO ME PUDE PARAR DE CABEZA.</span></div>
</div>
<div class="" data-block="true" data-editor="bdic0" data-offset-key="6e8ln-0-0" style="background-color: white; color: #1d2129; font-family: helvetica, arial, sans-serif; font-size: 14px; line-height: 18px; white-space: pre-wrap;">
<div class="_1mf _1mj" data-offset-key="6e8ln-0-0" style="direction: ltr; font-family: inherit; position: relative;">
<span style="font-family: inherit;">Estos grandiosos pequeños triunfos.</span></div>
</div>
gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-35951454104623374562016-09-03T20:41:00.000-07:002016-09-03T21:25:03.787-07:00Mi crítica positiva de danza desde la visión de una persona o ciudadana que no pertenece al medio y le gusta maravillarse todavía, o el título más complicado posible para pedir permiso de decir lo que siento.<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ayer fui al Festival de Coreógrafos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me gustaron varias cosas. La primera el elocuente
agradecimiento al patrocinador (entre otros) El Cuartel de la Boca y El MONTE. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
No lo digo por deslucir el acto de apertura, sino porque fue
un error, o acto fallido, que le sacó risas al teatro (lleno). Porque en esta sociedad vale la pena reírnos de
nosotros mismos, y no sentir que la intelectualidad, el color negro en las
ropas o la academia están divorciadas de un
acto como la simple y llana carcajada. Como sea, reír en conjunto genera
comunidad.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Lo segundo que me gustó es que me sentí en un festival de
danza. Y parece redundante, pero no, no se engañe: FESTIVAL de DANZA. Festival como
fiesta diversa. Danza como tal.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me ha sucedido que en
algunas veladas de años anteriores (unas sí y otras no) y desde hace algunos años, podía transcurrir
la gala sin ver danza. Salía con esta sensación de estafa. “Si voy a un
festival de música de guitarras” –pensaba-, “pues no espero ver instrumentos de
viento, o si asisto a una ópera no voy para escuchar declamaciones de teatro”.
Es algo muy simple. Pero no. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Danza es un concepto bellísimo: puede ser muchas cosas, no
es un concepto unívoco, pero sabemos bien cuándo algo no es danza. Eso quiere
decir que es una expresión artística amante de la diversidad, pero odiosa del
fraude y del engaño. Es honesta.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me ha sucedido en otras veladas que las manifestaciones eran
todas muy parecidas (algo así como de una misma escuela, algo así como de un
mismo lugar, algo así como la endogamia). Pero el festival es diversidad, porque
la sociedad es diversa, las palabras también, y la construcción artística
debería de serlo; salvo que vivamos la dictadura del arte dictada por el que
dicta. Ahí la pregunta es ¿quién habrá dictado? Y me siento nuevamente dentro
de la Tiquicia donde el Poder Legislativo no me representa, pero ya eso es harina
de otro costal. Aunque es el mismo sentimiento, y tal vez la misma expresión de
un problema social estructural.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Lo tercero que me gustó es que las propuestas que vi
realmente trabajaron el tema (sus temas). Y acá no se trata de decir que me
gustó un trabajo o no. Es una cuestión algo más ¿objetiva? Puedo afirmar que
una propuesta se ve acabada aún cuando no me guste. El gusto no puede
convertirse en un algo aformo y caprichoso<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Creo que se le debe agradecer al comité curatorial este
resultado. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Entonces resumo, tres cosas me gustaron en general: el
derecho al error, la diversidad de las propuestas y el ver danza como sea que
esta se define. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La danza no se entiende, la danza se siente.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Bailar es un proceso integral que le da permiso al
espectador de dejar de pensar y simplemente dejarse ir en el sentir (no digo el
sentimiento). No es un ejercicio fácil, porque ya en el cotidiano venimos
bastante cercenados. Pero de eso se trata, de dejar de pensar, poner la mente
en blanco y adentrarse en esa escena o espacio temporal dentro de una cajita
negra (el escenario).<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En la primera obra el vestuario austero y la simplicidad me
atrapó. La obra era como una mesita de noche a media luz en un paréntesis de
tiempo. Fue quieta. Entró y salió de puntillas, como una ráfaga de aire. Aplausos
al coreógrafo por haber sido tan valiente. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
No sentí el tema, a ratos no comprendí el por qué el
personaje masculino. De ellas: Pilar, con su expresión me llevó a través del viaje,
se proyectó al espectador. La obra no se llevó tantos aplausos y lo sentí con
pesar. Tal vez era muy íntima para un festival.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
De la segunda obra me pareció brillante cómo abordaron con
elocuente y elegante sarcasmo el tema sugerido dentro del festival, sea la
longevidad y las zonas azules del mundo. “Touché”. Pero además, el diálogo
estuvo ejecutado con mordaz y ágil humor
negro. El cuerpo se movía detrás de las
letras.</div>
<div class="MsoNormal">
El uso del vídeo fue necesario y
bien calibrado. El tema se sintió redondo.</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sin embargo esta obra fue el ejemplo de la endogamia de la
danza. Algunos chistes de los diálogos no se entienden si no se es parte del
gremio. Esto quiere decir que el festival está pensado para un público, el de
danza, no para el país. El festival se fagocita. El fin se acerca.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La tercera obra tuvo el valor de poner un tropel de
bailarines en escena. Eso se llama valor. Es una labor titánica y bastante
difícil. No me imagino la locura de fijar los ensayos y cuadrar veinte horarios
distintos. Valor y liderazgo.Y se logró. Se vio un trabajo grupal. Hubo
movimiento, no así unísonos. Pero a mí eso no me importa. </div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Me quedó claro el tema, pero me pasó de largo. El vestuario
me recordó el de Vorágine, y el grito del final me sobró. La gente habla tanto
siempre que de la danza agradezco el silencio. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La cuarta obra estuvo plagada muchas imágenes bellísimas. El problema
es que estuvo plagada de muchas imágenes bellísimas, todas sucediendo al mismo
tiempo. Entonces no recuerdo un pico climático, un momento de intimidad. En realidad no recuerdo mucho. Aun
así el final me pareció acertado, impactante: de la aguja del reloj se lanza la
bailarina cuando se acerca el final de una vida, porque morirse es eso: el cuasi imposible final del tiempo, final subjetivo, porque el tiempo
bárbaro sigue, solamente que sigue sin el muerto.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
La quinta obra: maravillosa. Estéticamente cuidada. Mensaje
absoluto y redondo. Violento, fuerte. Honesto. Increíble interpretación: un unísono que a pesar de presentarse al final de dos horas de función logró mantener la atención del público. ¿Danza? No sé, teatrografía la llamaría
yo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
No pongo los nombres porque no quiero. Se pueden buscar en
la página del Teatro Nacional. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Duración: larguísima. Un achará por este desacierto. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y esto será todo lo que vaya a escribir del festival, porque
la vida real es así: nosotros los mortales no vamos todos los días. El sabor
que nos llevemos será el producido por una noche. No es lo ideal, es lo que es.
Por eso deben cuidarse todas las noches, para que todas atrapen a los
diferentes “comensales”.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El conversatorio del final: bléh. No me expliquen la danza,
déjenme sentir, denme libertad, cédanme espacio y tiempo. Si me dio un buen
sabor, bien por el trabajo; explicarme lo que me quiso decir no va a cambiar si
me quedó el paladar insulso o amargo.<o:p></o:p></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Extraño el villancico, cómo lo extraño. ¿Ustedes no? Pero a
uno nunca le han preguntado.<o:p></o:p></div>
gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-85756344985464214072016-01-03T20:54:00.000-08:002016-09-03T20:36:47.825-07:00HUELE A BETÚN DE ZAPATOS<br />
Me prometí escribir más este año.<br />
<br />
En mi compulsión le puse medida: al menos una hora diaria. Año nuevo propósitos que duran veinte días.<br />
<br />
Escribir se me daba natural, cuando era una niña. Luego crecí. No me di cuenta cuándo, pero crecí. Este año cumplo cuarenta. Ayer tenía veintiún años. Añoro la niñez y hoy me da miedo escribir.<br />
<br />
Tengo miedo. Hace muchos años tengo miedo. Dicen que es ansiedad. Siento que se me nota y que está mal, pero a veces pienso que muchos lo sienten, pero muy pocos lo decimos.<br />
<br />
Me prometí escribir más este año, ayer tenía veinte y hoy tengo cuarenta. En el medio escribí muy poco. En veinte años. Y ahora no sé si no recuerdo o realmente nunca pasó mucho (aunque me sucedió una vida).<br />
<br />
Hoy es el domingo antes del primer lunes laboral del año. No pasa un año de mi vida adulta en que no recuerde de forma vívida esas seis noches que cursé durante la escuela (ni siquiera del colegio), de ese domingo antes de entrar a clases.<br />
<br />
Creo que siempre fui compulsiva.<br />
<br />
La noche antes limpiaba con betún mis zapatos. Se me manchaban las manos cuando pasaba el cepillo por encima de los bordes de los zapatos. Quitarme el betún de las manos era tarea difícil. El olor permanecía en mi piel. En el aire de mi cuarto. En mi alma y se pegó como brea en mis recuerdos.<br />
<br />
Era betún negro.<br />
<br />
Teníamos dos cepillos y un trapito como de lana. Con un cepillo (generalmente el más feo) pasaba la pasta sobre el cuero. Tenía que quedar opaco. Las cerdas del cepillo marcaban unos surcos que a mí me gustaba quedaran todos en la misma dirección y en línea cuasi recta. Dejaba reposar los zapatos embetunados mientras alistaba en orden de tamaño los cuadernos: los lomos al fondo del bulto, con cuidado de que no se pegara el plástico nuevo..<br />
<br />
Ahora que recuerdo tenían un aroma similar –el betún y el plástico nuevo-..<br />
<br />
Yo no cerraba por las noches el bulto. Lo dejaba abierto. Me gustaba ver el orden de los cuadernos.<br />
<br />
Teníamos dos cepillos para embetunar zapatos negros y un trapito como de lana.<br />
<br />
Una vez pasados diez minutos (que contaba mirando las manecillas del reloj que estaba en la sala de mi casa sobre el equipo de sonido), pasaba sobre los zapatos el cepillo más limpio. Ese era el cepillo para lustrar. Ese cepillo casi no manchaba las manos. Era como raspar esa lotería que se raspaba con una monedita para ver si se había ganado algún premio. Había emoción. Así se sentía lustrar los zapatos.<br />
<br />
Se lustraban los zapatos con ritmo. Primero el frente porque emocionaba ver el brillo despertar en la parte más vistosa del zapato. Luego la parte de atrás, porque no hay que olvidar los lugares que no vemos. Luego los costados, tenía especial cuidado en que no se notaran esos espacio que no eran ni atrás ni adelante ni los costados. Esos espacios sin nombre pero que también merecían ser lustrados.<br />
<br />
Admito que también embetunaba las suelas de los zapatos, y eso me llenaba de orgullo. Con los días esta costumbre hacía que mis zapatos siempre parecieran nuevos.<br />
<br />
Siempre tuve mis compulsiones. Aún ahora con cuarenta.<br />
<br />
¿Qué habrá sido del reloj que estaba en la sala de mi casa sobre el equipo de sonido?<br />
<br />
Cuando las personas se divorcian desaparecen muchas cosas, como por arte de magia. Simplemente se desvanecen, como la idea del matrimonio.<br />
<br />
El último paso (hablando de zapatos) era pasar el trapito sobre el cuero. Eso perfeccionaba la tarea. Eliminaba cualquier residuo de pasta y el tacto era de gran ayuda: si el trapo no se deslizaba había que lustrar esa área.<br />
<br />
Cuando mis zapatos brillaban y mi cuerpo entero olía a betún, los colocaba al lado izquierdo de mi bulto abierto con los cuadernos acomodados en orden de tamaño.<br />
<br />
Encima el uniforme. El uniforme colgaba sobre el pomo de la puerta.<br />
<br />
Y ese tenía otro olor. Otro olor que ahora extraño como el olor del jabón impregnado en los brazos de mi mamá.<br />
<br />
El uniforme era un “jumper” de tela dura (nunca supe cómo se llama) y una camisa color beis.<br />
<br />
Jamás se plancha sin un trapito encima porque la ropa se “lulle”, especialmente la tela del “jumper” que se ponía brillante. Y eso está muy mal visto. El brillo en los zapatos es un deber, pero en el jumper es una afrenta.<br />
<br />
Sin embargo el olor del vapor y el algodón se pegaban en la tela, como se le impregnaba al brazo de mi mamá el olor a jabón.<br />
<br />
Ese tercer olor competía con los anteriores, pero era mucho más silencioso. Apenas lo podía percibir cuando ponía los rollitos de las medias dentro de uno de mis zapatos, ubicados a la izquierda del bulto abierto, frente a la puerta de mi cuarto y debajo del uniforme.<br />
<br />
Ya casi nunca huelo los brazos de mi mamá.<br />
<br />
Y así terminaba mi domingo. En ese momento sentía en la barriga el “sustoemoción” del día siguiente. Como si el día siguiente fuera un regalo, y yo no me pudiera imaginar qué habría envuelto dentro de ese regalo. Como si...<br />
<br />
Me sentaba sobre la cama a observar el uniforme, los zapatos, las medias y el bulto y a permitirme sentir la emoción con la sabiduría de una niña.<br />
<br />
Esa noche generalmente no podía dormir. Seguro desde entonces era ansiosa. Pero antes eso estaba bien.<br />
<br />
Yo sé que hoy me va a costar dormir. Sé que mañana voy a sentir arena detrás de mis párpados. Pero no van a oler a betún mis zapatos, no usaré medias a la rodilla ni tampoco un jumper. En el fondo soy la misma güila, la misma cara pero treinta y tres años después. Tempus fugit.<br />
<br />
Hoy es ese domingo y tuve que sacar la latita de betún negro para olerla. Me llenó de paz y de recuerdo. Y el recuerdo da un sentido de pertenencia y eso sabe bien.<br />
<br />
Me prometí escribir más. Sin editar. Me prometí escribir más porque tengo cuarenta y la vida me sucede al frente y de repente. Las letras son como pastillas contra el olvido.<br />
<br />
Las letras son como pastillas contra el olvido. Pero el olor a betún es el olor de la inocencia de niña que salía temprano en la mañana –zapatos lustrosos-, tiritando por el frío viento, para subirse al bus que la llevaría a esa aventura de recibir la Vida, con miedo, sí, ¡pero eso qué importaba!<br />
<br />gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-4346498548095339152015-07-08T14:33:00.002-07:002015-07-08T18:28:43.391-07:00El caballero de armadura pulida<div class="node-summary" style="background-color: white; border: 0px; color: #777777; font-family: 'Trebuchet MS', Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 1.4em; font-style: italic; margin: 0px; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 17.9200000762939px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Y salí de La Institución hastiada, sentía que había perdido toda la mañana. </div>
</div>
<div class="body-text" style="background-color: white; border: 0px; color: #555555; font-family: 'Trebuchet MS', Verdana, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 1.1em; line-height: 1.6; margin: 0px; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline;">
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="font-style: inherit;">Y mientras apresuraba mi escape de aquella torcida realidad, me esperaba a la entrada un </span><i>guachimán</i><span style="font-style: inherit;">. Escuché cuando le dijo al guarda de seguridad "Es ella, ella es la señora."</span></div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="font-style: inherit;">Dudosa por lo de "señora" miré a mi alrededor y me di cuenta que en definitiva era conmigo, pues en aquella escena sólo estábamos el </span><i>guachimán</i><span style="font-style: inherit;">, el guardia de seguridad, la calle, una señal de alto y yo. Alisté unas monedas.</span></div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
-Buenos días señora, -me dijo elegante- tengo que hablar con usted de algo muy serio.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Sonreí como si se tratara de una broma, pero me clavó su mirada color azul Volcán Poás. Se me desencajó la cara con la rapidez de un mareo. Él, perspicaz, repuso inmediatamente:</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
-Pero no se preocupe, todo va a estar bien. Mi nombre es Alberto.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="font-style: inherit;">Y comenzó a caminar. No volvió a ver hacia atrás pues asumió que yo lo seguiría. Y así fue. Cruzamos la calle para terminar frente a mi vehículo aparcado a la orilla de la carretera. Volví a ver a don Alberto el </span><i>Guachimán</i><span style="font-style: inherit;">, era claro que quería su pago y para ello mostraba toda su caballerosidad escoltándome hasta mi vehículo. Pero en vez de recibir sus monedas Don Alberto el </span><i>Guachimán</i><span style="font-style: inherit;"> dio dos pasos hacia atrás, se erigió elegante, estiró su cuello e insufló su pecho, con voz grave y los brazos señalando mi vehículo dijo lleno de extraño convencimiento:</span></div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
-Y dígame señora, ¿qué ve?</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="font-style: inherit;">-¿Que qué veo? ¡¿Que qué veo?! Diay, ¡que mi carro no tiene </span><i>búmper</i><span style="font-style: inherit;">!</span></div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
-Así es -replicó casi contento. - Pero no se preocupe, venga.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Claro, y cómo me iba a preocupar, cómo iba yo a tener esa aberrante idea de preocuparme. Si acaso ese diciembre que se acercaba a pasos agigantados no traería consigo las obligaciones de aguinaldos, marchamos, impuestos, cuestas de eneros, regalos para los clientes corporativos, regalos para los clientes amigos, y regalos para todos los no amigos, pues una verdadera amistad no aceptaría en diciembre ni una cajeta. Qué era un búmper más o un búmper menos en la vida de aquel mes ingrato.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="font-style: inherit;">Y siguió caminando, y yo lo seguí. Admito que en algún momento pensé que iba camino a mi rapto seguro. Pero también consideré la mágica posibilidad de que don Alberto el </span><i>Guachimán</i><span style="font-style: inherit;"> tuviera guardado entre las hendijas de la calle y la acera mi búmper, y que ahora estuviera esperando el pago por su rescate.</span></div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Caminó unos setenta y cinco metros hasta llegar a una casa. Era una casa vieja, de antes, de verjas verdes, de esas que solían ostentar lujo pero que ahora estaba más que perdida en esa locación. En esa cuadra ya no habían recuerdos, y por ello no había espacio para casas viejas y jardines. En algún momento la improvisación criolla creyó crear oficentros solamente con colgar cerca de las puertas una placa de cobre que dijera "licenciado". Y así se perdieron las memorias de hogar en aquellas aceras.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="font-style: inherit;">Don Alberto el </span><i>Guachimán</i><span style="font-style: inherit;"> tocó el timbre, yo me asomé por las verjas verdes y apareció como una madona rolliza La Secretaria, sonriente y musical, y sin mucho preámbulo le preguntó a don Albero el </span><i>Guachimán</i><span style="font-style: inherit;">:</span></div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
-¿Entonces ella es la señora? - Y sin esperar respuesta me miró sonriente y me dijo - ¿Cómo está señora? Pase, la estábamos esperando, ya tenemos listo café.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="font-style: inherit;">Y claro, era lo más normal que me estuvieran esperando con café incluido en aquella casa de antes de verjas verdes a mí: la desconocida señora. No había nada de qué extrañarse, y mientras pensaba en eso, estaba yo portones adentro, y don Alberto el </span><i>Guachimán</i><span style="font-style: inherit;"> no estaba más conmigo. Me dio algo de ansiedad de separación, pero seguí el olor del café. Y mientras pensaba que ya era suficiente eso de "señora" (yo sabía que no me estaba haciendo más joven y que en definitiva cada día era más una señora, pero no era deshonesto admitir que apenas me estaba acostumbrada a ser llamada por esa palabra y que la verdad nunca me habían dicho tantas veces señora en un día, como en aquel día) me iba adentrando en el tiempo sobre ancestrales pisos de terrazo.</span></div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="font-style: inherit;">Cuando me senté en la silla (ya me estaba tomando la taza de café) me percaté que había en aquel lugar al menos cuatro máquinas de escribir. Claro que consideré también la posibilidad de que esa bebida tuviera alguna sustancia enervante y que finalmente se diera mi rapto, pero me atraparon más los recuerdos, a pesar de haber creído que aquellas casas ya no tenían memorias. Y mientas saboreaba mi café (realmente ya no me importaba si tenía o no sustancias enervantes) pensaba más bien en los ritmos de la máquina de escribir. Aunque inicialmente yo solamente esperaba encontrar en alguna hendija entre la calle y la acera mi búmper, terminé (no sabía si mis días) caminando sobre terrazo de antes dentro de una casa de verjas verdes en una cuadra sin memoria (ahora ya no tenía más café). Miré a mi alrededor nuevamente las cuatro máquinas de escribir. Me acordé de su sonido, de su ritmo en realidad, y me remontó a la niñez. Casi lo cantaba: </span><i>pica pica pica pica, se detiene</i><span style="font-style: inherit;"> (y recuerdo el dedo meñique de mi madre picando el tabulador) el radex hacía su magia blanca, </span><i>y pica pica pica, matraca, palanca para rotar el rodillo, fuera hoja, rodillo rodillo, espaciador, palanca de carro libre,tac, pica pica y va de nuevo.</i><span style="font-style: inherit;"> Parece que fue ayer, pero no, fue hace muchos años, antes de que me empezaran a llamar señora. Lo curioso es que me siento tan joven, pienso si se sentirá una igual con unos setenta años.</span></div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
El piso de terrazo tiene una belleza olvidada.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Y apareció ante mis ojos un Señor de Antes, alto, enjuto y muy elegante. Se me acercó con una amplia y serena sonrisa. Yo puse la tacita de café en la mesa por aquello de tener que salir corriendo.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
-Buenos días señora.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
-Buenas- murmuré.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
-Necesito disculparme, yo tuve un accidente y le arranqué su búmper. Pero no se preocupe.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Está bien, pensé, acepto me rindo, ya no voy a preocuparme. Apareció ante mí la Secretaria, sonriente, vasta y dulce, con una hoja impresa (en computadora claro está). Habló elegante él:</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="font-style: inherit;">-Acá tenemos un borrador del documento en el cual manifiesto los hechos, me hago responsable, y me obligo al pago de los daños. La estábamos esperando porque necesitamos sus datos. (</span><i>Pica pica pica, palanca para rotar rodillo, espaciador, carro libre, pica pica</i><span style="font-style: inherit;">). Yo no sé por qué, pero comencé a sentir ganas de sonreír y de llorar.</span></div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
<span style="font-style: inherit;">Se sentó frente a mí el Señor de Antes, se sentó enjuto y con tanto garbo. Cruzó su pierna y con sus dedos rápidos levantó la tela de su pantalón desde la rodilla para poder cruzarla. Tenía los zapatos lustrados y unas medias de seda. Yo no lograba escuchar muy bien lo que me decía por culpa de mis ojos llenos de lágrimas, pero sonaba como máquina de escribir, con ritmo en sus palabras que me remontaban a las almohadas de la memoria. Leí el documento, pero no era importante. En ese instante sentía que podía firmar lo que fuera. Estaba feliz porque sentí que podía confiar. </span><i>Confiar</i><span style="font-style: inherit;">, sabía que no necesitaba ni firmas, ni declaraciones, ni papel, sentí la libertad de creer en alguien que era un completo desconocido, y tenía la certeza que todo iba a estar bien.</span></div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Tras un rato se levantó y salió.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Regresó alto y enjuto con el búmper en sus brazos. Parecía que llevaba una lanza, que sin darse cuenta y ante mis ojos, rasgó la tela curtida de la realidad y me permitió ver más allá de los desencantos.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Y ahí estaba yo en aquella mañana de noviembre, el día en que la Vida me tocó el hombro y me regaló un paréntesis de tiempo, para permitirme conocer a mi quijote personal y a un sancho panza con ojos azul Volcán Poás.</div>
<div style="border: 0px; font-family: inherit; font-size: 14.0799999237061px; font-style: inherit; font-weight: inherit; margin-bottom: 1.2em; padding: 0px; vertical-align: baseline;">
Gratitud.</div>
</div>
gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-52941263804483233752015-07-08T14:22:00.001-07:002015-07-08T18:20:06.105-07:00La Nada<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ayer fue uno de esos días mágicos, que aunque rodeados por
el Todo caótico, se convirtió en un paréntesis del tiempo.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
No tuve que salir de los límites de tiquicia. Es más, fue en
el centro de San José. Y no, nada grandioso sucedió. Era un día como
todos, que además de gris estaba cruzado por plazos y juicios y futuros
inciertos, que en la angustia que me es propia, se convierten en hechos aún más
reales que el ahora. </div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ayer decidí caminar. Decidí caminar a pesar del carro, a
pesar del tiempo, a pesar de la lluvia y a pesar de San José. Decidí caminar
sobre todo a pesar de mí.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Fue un acto de libertad. Y caminé desde el INS hasta un café
pasada la Alianza Francesa. Llovía y no me importaba. Sentía el agua en los pies
anegada, en la cara y chocando contra mis lentes. Entonces la lluvia se
escurría ante mi mirada como si caminara
pegando la nariz a una ventana. Como antes, como cuando era niña y poseía el
tiempo, y daba lo mismo mirar una mosca volar entre el <i>marquiset</i> y el vidrio y
respirar sobre el vidrio y ver tras el vidrio llover.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Caminé despacio como pocas veces, no andaba tacones altos.
Los zapatos planos me permitían mecerme con toda la propiedad posible entre adoquines mal puestos, huecos en las aceras y cordones del caño
resquebrajados. Anduve como si hiciera equilibrio. Las lluvias, los Otros y la
inseguridad ciudadana no me estorbaron. Tampoco las bolsas de basura que yacían
yertas en las esquinas repletas de gotitas de agua. Hice equilibrio por la
cuerda floja de esas calles en una tarde lluviosa de San José.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cruzando la calle me topé con la mirada de la Viejita que siempre ha estado en una esquina con un pañuelo anudado a la cabeza y con tres perros. Siempre
la veo, pero hasta ayer le dije “buenas tardes”. Me sonrió con sus encías. La
miré fijo para memorizar esa sonrisa. La próxima vez que la vea y yo esté teñida de prisa será diferente, ya nos conocimos más, ya nos sonreímos. Ya no somos extrañas.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pasé por sodas y bares. Cada uno olía diferente, como si las personas que entran dejaran un rastro de su esencia. Cada aroma y cada historia se convertían en una única, dentro de recintos que más allá de comidas venden "paradas de vida". Pequeñas estaciones que llaman mesas, sobre las cuales se posan pensamientos, y sueños entre comidas. Algunos minutos de paz, otros tantos de prisa, soledad o compañía. Paradas de vida, esperando el destino y el momento para llegar a algún otro lado. A pesar de la "evolución" seguimos siendo nómadas.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Llegué a un
café y me tomé un café. Simple. Me tomé el tiempo de sorber y escuchar la lluvia. Y de observar. Tras la ventana pasaban las personas, bajo el techo me sentía abrigada y dentro de mí se colaba la paz.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Y nada. Me fui caminando de vuelta y bajo el agua.</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ayer planté mi
bandera entre el caos y la angustia. Gané libertad que tal vez hoy volví a perder, no importa, atesoro el momento. Ayer no se me escurrió el tiempo entre los
dedos, ayer logré soplarlo para que subiera por el cielo hasta que ya no
pudiera verlo más. Y justo en ese momento, dejé de escuchar por un segundo "tic tac".</div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-53159344635443137782013-08-14T13:29:00.002-07:002013-08-14T13:29:27.273-07:00ACERCA DE CÓMO QUEDARSE ATRAPADA SIN SALIDA. -Historia verídica de gabipeña-<br />
<div class="MsoNormal">
<span class="Apple-style-span" style="color: #37404e; font-family: Arial, sans-serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 19px;"><b><br /></b></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="apple-style-span"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">En un día de empoderamiento y
gestiones múltiples decidí ponerme mi vestido favorito, color gris ratón, de
tela vaporosa perfecto para cuando una suda la nervia, cola más larga que la
parte frontal por aquello del estilo. </span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="apple-style-span"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="apple-style-span"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">Resuelta la mañana de forma positiva, me
regalé ir a almorzar a mi casa de previo a una cita en l</span></span><span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">os tribunales (factor tiempo, importante). Para aclarar la mente
y alcanzar un poco de paz abrí la puerta secundaria de mi casa (la odiosamente
llamada " puerta de servicio"), ya que dispuse que esa entrada fuera mi
jardín de macetas y tragaluz y las plantitas necesitan de aire fresco (yo
también).</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">Almorcé de buena gana y atenta al reloj mientras los vientos cruzados
refrescaban. Ya era hora de irme, pero antes no podía olvidar que tenía que
cerrar esa puerta secundaria que da al vestíbulo del tercer piso del edificio
donde vivo... Dejé la cartera y el celular en la mesa del comedor y coloqué el
teléfono inalámbrico en la base correspondiente. Salí al vestíbulo y dejé la
puerta principal abierta, para entrar de nuevo, una vez que cerrara la puerta
secundaria. Estiré la mano para "jalar" la puerta y un viento
bucólico e idílico entró desde el primer piso subiendo con prisa y travieso por
las escaleras. Maloso el viento levantó mi falda vaporosa, cosa poco importante
para mí en ese momento que jalaba la puerta, porque sabía que no había nadie
cerca y ¡AY! cerré la puerta CON el vestido (tamaño poco de tela incluido) atrapado entre las bisagras....
Y en el piso no había gente.... </span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">No podía sacar el vestido de entre las bisagras, y la
cartera con el celular estaba muy lejos, muy lejos. Me puse a llamar “HOLA
VECINOS SOY GABIPEÑA LA DEL OCHO, UPEEE, VECINOS, VECINO DEL SEIS Y DEL SIETE,
SOY GABIPEÑA AYUDA.” Nada... Me empezó a dar "nerviosismo" y me puse a llamar
(casi gritar) al conserje del edificio “ALEJANDRO IUJU, ALEJANDRO SOY GABIPEÑA, AYUUUUDA AYUDAAAA SOY GABIPEÑA ACÁ DESDE EL TERCER PISO...” Pero luego me
acordé que en ese lugar matan gatos, y me dio pavor que mientras estuviera
atrapada sin salida, sin posibilidades de moverme, llegara el espíritu mata
gatos y me hiciera un "macuá".</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">La hora, la cita, los tribunales, las bisagras, mi
vestido, los gatos. Empecé a tirar dispuesta a romper la tela de mi vestido
favorito, pero ¡no cedía! ¿Cómo llamar al cliente para avisarle? ¿Qué iba yo a
decir en el despacho? "Señor juez no pude llegar porque me atrapé entre mi
vestido vaporoso y las bisagras de la puerta del servicio por culpa del viento
idílico. Sí señor juez, esa que llaman puerta de servicio, feo nombre ¿verdad?
Diay señor juez, mis planticas necesitaban aire... y yo también. Es que el día
estuvo muy socado... Sí entiendo, la agenda del despacho..."</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">En eso, caí
en cuenta de todos los años que practiqué los cambios de vestuario entre
telones de Gigirey. Recordaba cómo decía "tienen once segundos para
cambiarse, ONCE SEGUNDOS" (ONCE SENGUDOS, leánse con acento cetáceo de
Dory). Era eso o perder la audiencia, el cliente, el vestido. Primero la faja,
y la escondí debajo de una maceta. Luego un brazo. Luego el otro. Antes de la
decisión final grité ¿hay alguien? Nada. Me quité los tacones (tampoco quería
caer escaleras abajo en ese estado), con los hombros fui subiendo el vestido
rápido, rápido; mambo de hombros desesperados y ¡TAZ! fuera ropa. CORRA GABI
CORRA, NO RESBALE, CUIDADO SE DESCONEJA, MÉTASE A LA CASA, EL VESTIDO AHÍ
PEGADO NO IMPORTA, CORRA, ESO, TIRE LA PUERTA, QUE NADIE LA VEA. Y acá estoy,
llegué un poco tarde pero todo bien.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">Al final, nadie sabe en qué va a usar ese
montón de cuestiones aprendidas a lo largo de la vida. </span></span><span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">Gracias Gigirey, por hacerme practicar los once
segundos de cambio entre bambalinas.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="apple-converted-space"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;">El
vestido quedó con una mancha de grasa del portón de un lado, un montón de
arrugas del otro y un enorme susto entre el botón y sus ruedos. Qué cosas pasa una. Al final con mi cliente todo resultó bien.No me pareció lo propio explicar por qué llegué con la falda arrugada.</span></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span class="Apple-style-span" style="color: #37404e; font-family: Arial, sans-serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 19px;"><br /></span></span><span class="textexposedshow"><span style="color: #37404e; font-family: "Arial","sans-serif"; font-size: 14.0pt;"></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjh98JROvzcy-fEsw11i5_zI6DI0lxmzQcoFjdBL2WYcV5xi_gYbXA-RYay4FG8zbo_oKIBTmaDxZ_5qKdAt9ajbT8o_1_FhedQJ9bwjOGZFN_HztmrsipjWK-pjkXl3q8EJtSrKqCIlow/s1600/18%5B1%5D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjh98JROvzcy-fEsw11i5_zI6DI0lxmzQcoFjdBL2WYcV5xi_gYbXA-RYay4FG8zbo_oKIBTmaDxZ_5qKdAt9ajbT8o_1_FhedQJ9bwjOGZFN_HztmrsipjWK-pjkXl3q8EJtSrKqCIlow/s320/18%5B1%5D.jpg" width="203" /></a></div>
<br /><br />
gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-12270211356364828632012-11-21T17:01:00.002-08:002012-11-21T17:01:22.023-08:006:30 pm un día cualquiera entre semana.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimBmBjDUFSVRTBxJQkzVneVlmEnMvTuY3AO-zQdh_JpCP0q3gIQDRNe4opOST66F_uzOTyLTx5fs_EPXrod6hMez4JVOlKgFXsafpeTwOxwzibvzgJ9P8kJLB5KS7urZWbY8Dm0pn95oc/s1600/DSCF8075.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimBmBjDUFSVRTBxJQkzVneVlmEnMvTuY3AO-zQdh_JpCP0q3gIQDRNe4opOST66F_uzOTyLTx5fs_EPXrod6hMez4JVOlKgFXsafpeTwOxwzibvzgJ9P8kJLB5KS7urZWbY8Dm0pn95oc/s320/DSCF8075.JPG" width="180" /></a></div>
<span class="Apple-style-span" style="color: #333333; font-family: 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 17px;">... entonces se supone que tengo que ser crítica del sistema, pero para eso además debo de estar informada, a razón de lo anterior debo leer, pero además la lectura debe ser renacentista y debo leer clásicos de Grecia, pero también las novelas contemporáneas que han incidido en nuestra historia, ah sí, de historia también hay que saber, pero la nacional y la internacional, pero además debería poder recitar los versos más hermosos, sin embargo no está de más un poco de conocimiento general, y de ahí la importancia de saber de fútbol para poder hablar con todo el mundo, pero también de la señora Gaga y no sé qué más, esto sin olvidar a los clásicos como Madonna quien se conserva tan bien, ¡y claro! practicar yoga, porque también se supone debería de ser de las que se ejercitan por una vida sana (no sólo el cuerpo sino la mente también) y el estómago! pues debo comer sano y orgánico, pero bueno también me gustan los chicharritos, y hablando de la chatarra también debería de salir a correr y andar en bicicleta, y se supone que debería de saber del buen vino, y tal vez la buena cerveza, y en definitiva del buen whiskey, pero también debo pensar en las cosas importantes, y dar gracias por ello, y bueno lo importante es ser ciudadana responsable y respaldar instituciones baluartes tales como la CCSS, pero ojo que durante todo esto una como mujer no se puede ver una fea, entonces, en el ínterin de educarse, leer, andar en bici y tener conciencia, muy arregladita verdad, sin que esto me haga esclava, pero además se supone que debo tener hijos, </span><span class="Apple-style-span" style="color: #333333; font-family: 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 17px;">ojo que no debo reforzar el mito de la madre, pero tampoco se puede ser puta,</span><span class="Apple-style-span" style="color: #333333; font-family: 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 17px;"> </span><span class="Apple-style-span" style="color: #333333; font-family: 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 17px;">pero sí debo ser exitosa en lo que hago, pero tener claro que el éxito no es el dinero sino la satisfacción que se siente al acostarse en paz con una misma, y para ello debo estar motivada y sobre todo practicar una escucha empática, todo en un delicado equilibrio y evitando a toda costa </span><span class="Apple-style-span" style="color: #333333; font-family: 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; font-size: 13px; line-height: 17px;"> caer en ser una pseudointelectual, sin olvidar que también debo acudir al humor que es el mejor de los remedios, debo honrar a padre y madre y amar y respetar a los animales, pero debo exigir el respeto por mis derechos, y para ello se debe tomar una posición dentro del sistema que al principio tuve que criticar, y acá es adonde cito a Mafalda y pido una Nervocalm...</span>gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-28007801575341122282012-10-19T17:14:00.000-07:002012-10-19T17:14:01.656-07:00Receta para limpiar el alma.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyCT_hguqYU30VAmJvfC6V62RX53xgZaiHl2_m6xwcFC7F_UVU_RvHpGdjv9DgiEnpJS4H1nbMrVnjUdRSiNgh4io4ZduAS7Bj9y-SIwxFMRUXXwBHnoFFn6iJY-b0SBl2ihZWHsqFbjg/s1600/cebolla1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhyCT_hguqYU30VAmJvfC6V62RX53xgZaiHl2_m6xwcFC7F_UVU_RvHpGdjv9DgiEnpJS4H1nbMrVnjUdRSiNgh4io4ZduAS7Bj9y-SIwxFMRUXXwBHnoFFn6iJY-b0SBl2ihZWHsqFbjg/s320/cebolla1.jpg" width="253" /></a></div>
Tome una cebolla blanca, muy grande. Tómela directo de la canasta de la góndola del supermercado (no espere a la feria del agricultor el sábado, no dilate por lo urgente aquello que es importante). Tome una cebolla blanca muy grande. Tome un cuchillo bien afilado. Introduzca, con cuidado y en la mitad de la cebolla, el cuchillo. Ejerza fuerza, presión y de un solo tajo pártala. Pártala a la mitad. Quítese las gafas. Deje que el humo de la liliácea se aspersione en su cara. Quite la piel seca, lento y con cuidado. Lleve el bulbo cerca de su pecho mientras ejecuta esta tarea. Quite con cariño la piel seca, deje el resto expuesto. Tome la cebolla desnuda y píquela finamente. Acerque su cara y observe. Ahora, permítase llorar. Sienta cómo le brotan las lágrimas. Disfrute. Entrecorte su respiración para ejecutar un llanto más dramático. Deje brotar esas lágrimas. Si es necesario, curve su cuerpo hacia adelante. Paralelamente hunda sus dedos en aquel picadillo. Luego, limpie con ellos las lágrimas de sus ojos. Llore sin parar. Sofría sus lágrimas en aceite de oliva extra virgen. Pique en julianas el tiempo y en rodajas el espacio. Revuelva. Una vez finalizado el llanto, guarde la cebolla sofrita en el refrigerador. Usted lávese las manos con limón criollo, la cara con agua fría. Acuéstese a dormir y permítase soñar.gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-66121946825171767252012-02-02T18:43:00.001-08:002012-02-02T20:34:49.728-08:00Dicen que vivir es morir un poco...Morir. Pareciera la antítesis de estar con vida. No es cierto. <div><br /></div><div>Supuse que esa tarde él moriría, al menos un poquito. Lo supuse cuando frisando las cinco entró un guarda a la sala y le dijo a los presentes (muchos familia, otros pocos estudiantes) " Apaguen los celulares y siéntense en la segunda fila de bancas". A partir de eso, mis segundos se aferraron a la vida y discurrieron más lentamente. </div><div><br /></div><div>Capturé esas caras, a mi lado y en las bancas. Como fotografías los quise memorizar antes de su prematura tragedia. Pero ellos no lo sabían, no sabían que a poquitos ya se estaban muriendo, y bueno, a mí no me gusta fotografiar a los muertos.</div><div><br /></div><div>Supuse esa muerte (primera fase) cuando entraron más guardas a esa sala, y entonces una parte de mí saltó fuera de mi cuerpo. Así mientras escuchaba, también podría ver cómo los conceptos y las palabras eran capaces de arrancar un pedazo de vida, y cómo es que las caras se quiebran con las lágrimas.</div><div><br /></div><div>Pude ver cómo los rostros impávidos también poblaban esa sala. Esos rostros quizás también se murieron un poco, pero aún no se han dado cuenta.</div><div><br /></div><div>Ahora no era un guarda, eran tres. <span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);">Uno a la salida, otro junto a las bancas. El tercero no lo recuerdo.</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"><br /></span></div><div>La espera entonces se estiró como un pedazo de tela desgarrada.</div><div><br /></div><div>Yo supe antes de comenzar a escuchar.</div><div><br /></div><div>Tres juezas, nueve años, un sollozo ahogado.</div><div><br /></div><div>Mi otro yo me tomó de las mejillas y giró mi cabeza hacia él, mi nuevo muerto. Él se relajó, manos y brazos. No sé, tal vez fue cuando su vida se le salió y dejó sólo lo necesario para respirar.</div><div><br /></div><div>"... saquen a los que lloran que no me puedo concentrar..." dijo ella mientras siguió justificando la<span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"> sentencia.</span></div><div><br /></div><div>Con letra firme anoté nueve años, luego otra vez lo miré y asentí. Le dije con el silencio cuánto lo sentía, que no lo abandonaba, pero <span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);">que eran nueve años muerto en vida.</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);">Prisión. La palabra fue dicha.</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"><br /></span></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"> Y ahora la muerte en su segunda fase arremetía a golpes contra él. Dos custodios, dos chalecos y dos esposas, se pararon tras de mí (mi yo físico) y atrás de mi nuevo muerto. Nuevamente</span><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.292969); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"> lo miré fijo. Tomé su mano fría y gesticulé con mis labios la palabra cárcel. Pero mi otro yo, el que saltó fuera de mí, fuera del mundo de los muertos le gritaba: "Se da cuenta que usted no dormirá hoy en su cama, no volverá a su casa, no besará a sus hijos ni a los hijos de sus hijos ni a su esposa? No sabe adónde va, no sabe a qué olerá ese nuevo lugar, ya nada es suyo, ni siquiera su tiempo. Ya no es ni será el mismo. Usted ya hoy está muerto".</span></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.292969); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.292969); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);">Segundos laxos cruzaron el espacio entre mi muerto, sus custodios, y las palabras.</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.292969); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"><br /></span></div><div>¿Sabían que se siente por la espalda el calor de los custodios? ¿Sabían que las esposas suenan como campanas? ¿Sabían que apresar a un hombre muerto es una tarea fácil, porque pesa como el viento, y tiene <span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);">brazos de papel?</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"><br /></span></div><div>Se fue. </div><div><br /></div><div>No, se lo llevaron. Creo que con una mano dijo adiós.</div><div><br /></div><div>Yo me quedé en pie mirando. Manos firmes. Cuerpo erecto. No sé cómo. No lo sé. Él traspasó la puerta, y con ello la muerte en tercera fase. <span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);">Yo debía mantener su honra sobre mi frente en alto. Yo soy ahora su conexión con el mundo de los vivos. Yo no me doblé únicamente por la memoria de mi nuevo muerto. Nada más.</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"><br /></span></div><div>Vi al tercer guarda. Estaba delante de mí. También <span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.296875); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);">sentí el calor de su espalda. </span></div><div> </div><div>Abracé a la nueva viuda, a los huérfanos, limpié lágrimas ajenas mientras mi otro yo se sentaba a la orilla del caño mirando llantas pasar a través de dos enormes pozos de lágrimas.</div><div><br /></div><div>Yo hablé con propiedad, di pautas, pasos a seguir. Hice las llamadas. Sostuve manos, limpié más lágrimas. Ofrecí el consuelo más barato y vergonzoso de mi vida: sean fuertes, aún hay mucho por hacer.</div><div><br /></div><div>Emprendí mi camino, y mi otro yo saltó de nuevo en mí, se abalanzó con tal fuerza que me hizo volverme hacia la nueva viuda y casi ordenarle ¡Llore, llore mucho porque esto duele, carajo, duele como la muerte, esto es una tragedia!"</div><div><br /></div><div> </div><div>Se fueron. Yo fui a celdas. Volví a mi carro, regresé a mi hogar. Cené porque hay que continuar. Mañana continuaré mi vida y seré esclava de mi tiempo ¡pero es mío!</div><div><br /></div><div>Esta noche ellos no están durmiendo. Ni mi muerto, ni su viuda, ni sus huérfanos. En realidad yo tampoco. Este peso de prisión me aprieta. Tal vez mañana yo dormiré. Ellos ya jamás.</div><div><span class="Apple-style-span" style="color:rgba(77, 128, 180, 0.23137);"><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.292969); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469);"><br /></span></span></div><div>Dicen que vivir es morir un poco. Es cierto.</div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.292969); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.292969); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame- color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"> Yo hoy también morí con él,</span><span class="Apple-style-span" style="color: rgba(77, 128, 180, 0.230469); -webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.292969); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame-color: rgba(77, 128, 180, 0.230469); "> encerrada en esa mugrosa celda.</span></div><div><br /></div><div><span class="Apple-style-span" style="-webkit-tap-highlight-color: rgba(26, 26, 26, 0.292969); -webkit-composition-fill-color: rgba(175, 192, 227, 0.230469); -webkit-composition-frame-color:rgba(77, 128, 180, 0.230469);"><br /></span></div>gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-86212864414601811262011-08-12T17:10:00.000-07:002011-08-12T17:12:28.648-07:00Luto<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFSEQrsyz8aPgkbURFRVNiouS3Zv_ZC_iYjRCWm35GUeeX1BIX3P0slyl_pFPrKQmWk23asZtjBt9EBmHvv_2uE2LNNaOfnFCMp3CV_aDlSTtsx7_RMnnHUxFb3CA98gwjQRaBCAIgT9I/s1600/P1060317.JPG"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 240px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFSEQrsyz8aPgkbURFRVNiouS3Zv_ZC_iYjRCWm35GUeeX1BIX3P0slyl_pFPrKQmWk23asZtjBt9EBmHvv_2uE2LNNaOfnFCMp3CV_aDlSTtsx7_RMnnHUxFb3CA98gwjQRaBCAIgT9I/s320/P1060317.JPG" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5640126721593684258" /></a>
<br />Mientras mi espíritu vuela,
<br />Mis alas reposan sobre clavos.
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<br />
<br />
<br />...
<br />PD: ¡que viva la marcha de las putas!gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-48289711013797007172011-05-01T22:24:00.001-07:002011-05-01T22:30:23.813-07:00TangoTango. Abrí mis brazos ante tu pecho inminente. Tomaste mis manos.<br /><br />La sombra hirsuta de tu faz se clavó entre mi ritmo. Y el suave respirar de tu boca se robó mi voluntad.<br /><br />Sobre tu pecho me dejé ir. Entre tus piernas comencé a bailar.<br /><br />Enjuta piel. Fuertes brazos. Olías a día y a noche. Y en la cueva de tus manos el calor fundió mi cuerpo entre tu ritmo.<br /><br />Tango, más!gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-11216424213749494652011-04-22T16:00:00.000-07:002011-04-22T16:13:07.767-07:00En el vergel<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj64e8n-ugEppPE4bLbwb5KhUQrtem_ULeN2g6chXl0GiWaW9drktCUyYBeS6t9hAaK7jfCLcS4GEyBVuBgITg7Al6zAeaFEag564vAZLlpZP4IuE1Tgbort2J0PJUP6vC1pweyjFNpVJA/s1600/Raggedy%252520Ann%255B1%255D.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj64e8n-ugEppPE4bLbwb5KhUQrtem_ULeN2g6chXl0GiWaW9drktCUyYBeS6t9hAaK7jfCLcS4GEyBVuBgITg7Al6zAeaFEag564vAZLlpZP4IuE1Tgbort2J0PJUP6vC1pweyjFNpVJA/s320/Raggedy%252520Ann%255B1%255D.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5598547281506397906" /></a><br />Cuando era chiquilla y mi tío era sacristán de la iglesia del Padre Pipo, yo tenía una costurera.<br /><br />Ella vivía a unas cuadras de la Iglesia de Barrio Luján. Se llamaba doña Ana. Tenía los dedos como bolillos de tambor y aliento a muerte. Era buena. <br /><br />Cada vez que íbamos después de misa, mi mamá y yo cantábamos: “Doña Ana no está aquí, anda en su vergel, abriendo la rosa y cerrando el clavel…”. Mami, por qué se tiene que cerrar el clavel.<br /><br />En ese par de cuadras durante ese espacio de mi vida, siempre hubo un lote baldío, y una casa con un pretil lleno de “Coronas de Cristo”. “No toque que se espina, no le quite la flor que esa lechilla es veneno”. Yo me espinaba mientras me imaginaba al niñito Dios coronado con veneno.<br /><br />En el lote baldío y desde lejos imaginaba tesoros: botellas de Milory que brillaban al sol, zapatos sin pie, bolsitas vacías de bolis, envoltorios de banderines con esos colores tan vivos, y lapiceros kilométrico sin tinta. Tanto vi ese día que me caí, y el resto de la cuadra y media sólo tuve ojos para ver la sangre que chorreaba de mi codo, y las piedritas que se quedaron incrustadas en él. Doña Ana me limpio con “mentiolei”.<br /><br />Decía mi tío en esa época en que era sacristán: Vieja bruja. Yo no entendía. Y cada vez que entraba a esa casa de largo zaguán y una ventana, me fijaba detrás de la puerta buscando la escoba. Solamente la vi una vez, cuando quebré el vaso de limonada que me estaba tomando en la sala.<br /><br />Pero ese día la escoba sólo barrió.<br /><br />Vivían en esa casa, además de doña Ana, tres gatos y un hijo loco –eso decía mi tío-, al cual sólo tuve la oportunidad de conocerle un ojo. El ojo que asomaba por un hueco de la puerta cada vez que alguien llegaba. Mami se hacía la que no lo notaba, entonces yo también.<br /><br />Tres gatos, un cíclope, y una costurera. Adónde estaban las rosas, o el clavel. Toda su casa y su piel eran como papel periódico puesto al sol, como ese que se secaba en el lote baldío.<br /><br />Tengo en mi memoria infante las cicatrices de los alfileres que me punzaban cada vez que me probaba la ropa al revés. Y todavía recuerdo el miedo que sentía cuando me tenía que quitar el vestido y se quedaba pegado en mi cabeza; no podía ver, no podía respirar y el poco aire olía a orines de gatos. Los alfileres me punzaban en el cuello de aquella estancia olvidada, pero sus cabecillas tenían lindos colores tornasol.<br /><br />Me entalló para mi vestido de Raggedy Ann que debía de usar en la escuela. <br /><br />Fui un par de veces más de la mano de mi abuelo. Mi mamá decía que mi abuelo tenía las manos repletas de melancolía.<br /><br />Mi abuelo me dio la mano, vi los mapas lechosos y le pregunté: Qué es melancolía. Y él me contestó: Es una gran tristeza. <br /><br />Entonces iba donde doña Ana de la mano tristísima de mi abuelo, buscando en el camino la corona de espinas de Cristo –de la cual el padre Pipo habló en la misa en la que mi tío era sacristán.- <br /><br />Sin mi mamá sólo musitaba la palabra vergel – ¿qué significaba?- Buscaba la escoba detrás de la puerta, y al cíclope en la pared. Nunca más tomé limonada. Y la casa cada vez más olía a gato, a polvo y a muertos. <br /><br />Me dio varicela, nunca usé mi vestido, y mi tío renunció a los hábitos (mi abuelo se murió de tristeza, pero esto fue muchos años después).<br /><br />Un día mi mamá dijo como si nada “se murió doña Ana”. Morirse, ¿qué es eso? ¿Y el cíclope? ¿Y los gatos? <br /><br />-Mami ¿y el esposo de doña Ana? – No sé, nunca tuvo.<br /><br />Hoy me encontré el vestido. No lo pude botar.gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7041627632767858572.post-62573644006041290542011-04-17T21:07:00.000-07:002011-04-24T21:17:13.612-07:00Receta de miel de chiverre<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgf-2dU65T_g9w_YpI2wIUqpT1XMMja6syQCJyVAfaPCpsE_-1Fooi41-PlK3gcgL9kacRlm9CJXbTYfNWQz2egNUekICeJJlSCX0cAUQwTbByWcfjRA8W5U51D_qQvgq1gmKfJDSVwvks/s1600/08042011347.jpg"><img style="float:right; margin:0 0 10px 10px;cursor:pointer; cursor:hand;width: 240px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgf-2dU65T_g9w_YpI2wIUqpT1XMMja6syQCJyVAfaPCpsE_-1Fooi41-PlK3gcgL9kacRlm9CJXbTYfNWQz2egNUekICeJJlSCX0cAUQwTbByWcfjRA8W5U51D_qQvgq1gmKfJDSVwvks/s320/08042011347.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5599370435238433602" /></a><br /><strong>Receta de miel de chiverre.</strong> 1. Se va al mercado. Sí, al costado oeste del banco negro -que ya no es negro sino plateado con líneas azules y rojas-. No, nadie la asalta a una en el mercado. Eso es una ficción del síndrome de inseguridad ciudadana que padecemos. Se va al mercado para comprar el chiverre. 1. (bis) En el mercado se compra el chiverre. En el alambicado de calles y avenidas dentro del mercado se buscan las hojas de higo. Higo. Ese nombre sabe en las encías de tan dulce que es. Y se pregunta una: "Tengo en mis manos las hojas de higo, y en mi recuerdo el sabor en las encías; pero cuántas gentes pueden decir hoy en día: -Ah, eso es un árbol de higos.-" Luego pensé: "Yo sí, en mi patio había un árbol de higos, y llegaban las viudas a comer." Y se pregunta una cuántas viudas ve una al día; bueno pero viudas azules y emplumadas. Aunque las viudas sin plumas se pueden poner grises de tanta tristeza, y según la luz se pueden ver azuladas. Pero bueno, de vuelta al mercado. En el mercado se compra el chiverre, las hojas de higo, las semillas de tamarindo. 2. Se sale del mercado haciendo bastante fuerza para que no ruede el chiverre por el boulevard, la acera, o la calle. Se cruza el costado oeste del banco negro que no es negro, y se aguza bien la vista para no chocar con transeúntes despistados que se atraviesan, o que no conocen las reglas más básicas del ser peatón. Se tiene sumo cuidado en no doblarse un tobillo en algún hueco de la acera o la calle, o de caer al caño. Se respira bien hondo y se hace más fuerza, se aferra una al chiverre y cruza el costado oeste del banco negro, y ahora sí siente una que la pueden asaltar, pero es que si algún hijo de puta me asalta le reviento el chiverre en la cabeza. Se aferra una al chiverre y se llega a la avenida segunda para tomar un taxi -porque es una locura ir a San José en carro-. Se dispone una a tomar el taxi, pero qué va, no se puede, están los policías de tránsito haciendo partes, y los taxis no paran sobre el costado norte de la avenida segunda. Hay que caminar hasta el parque ese que no sé cómo se llama porque una nunca va a San José -y menos a pie- porque la pueden asaltar- aunque también es una locura ir a San José en carro-. Se aferra una al chiverre, a las hojas de higo, y a las semillas de tamarindo. Se camina sobre el costado sur del banco negro que ya no es negro, <em>capiándose</em> los señores que a la derecha de la acera y frente a los cajeros autmáticos venden CDs quemados, <em>capiándose</em> a la izquierda las ventas ambulantes, y en el medio a los y las chanceras (así hay que decir ahora), y a los peatones que no se dan cuenta que una va cargando un chiverre! Se llega a la esquina porque es lo propio cruzar las calles en las esquinas, y se cruza la avenida segunda con cuidado de no chocar con la horda humana que viene al frente de una, para enrumbarse a la parada de taxis que está en el costado norte de este parque que no recuerdo cómo se llama. 3. Se toma un taxi, el primero en la fila, aunque una quiera tomar el quinto o el sexto porque es un carro más limpio, o un chofer mejor rasurado -qué feos los hombres grasientos-. Pero si una toma un taxi que no es el que sigue, le chiflan y dicen cosas que para qué quiere escuchar una. Se sienta el chiverre sobre los regazos, y se agarra fuerte fuerte el paquetito de semillas de tamarindo y las hojas de higo. Se fija la mirada sobre la <em>maría</em> con la esperanzaque no esté <em>traveseada</em>. 4. Se llega a la casa, y se pagan los diez mil colones que cobró el ladrón del taxi. Se bajan el chiverre, las hojas de higo, las semillas de tamarindo, y esta que escribe la receta. 5. Se coloca el chiverre en una mesa amplia. Se busca un cuchillo con bastante filo. Se lava una las manos. Se toman los puntos <em>uno, uno bis, tres</em> y <em>cuatro</em> que anteceden, y se arremete a cuchilladas contra el chiverre. Se revienta la cáscara del chiverre a punta de cuchilladas, y se mira con la ingenuidad de una niña que le corta el rabo a una lagartija, cómo se empapa de savia el chiverre. Se ve su cáscara rota, heridas con arma blanca, savia que brota, cuchillo en mano. 6. Se precalienta el horno a 250 grados. Se coloca dentro del horno el chiverre herido y húmedo de su caldo. No duda una en pensar si será todo esto una tortura válida para el pobre chiverre, y cómo luego, una osa llamar al producto "miel". Se deja asando el chiverre. 7. Asado el chiverre, caliente e inerte, en cada una de las heridas se hunde nuevamente el cuchillo. Como una polea, la mano empuja hacia abajo para que con la punta del arma se arranque la piel del chiverre. Queda desnudo y blanco el chiverre. 8. Se parte la carne del chiverre... Se hunde el cuchillo nuevamente y se parte en cuatro, y quedan expuestas las vísceras del chiverre, las cuales una debe de sacar. La pulpa suave en las manos, las semillas resbalosas. Se va aniquilando la corporeidad del chiverre. Se lava. 9. Con una piedra bola -de esas que da el río-, se golpean con fuerza los pedazos de chiverre. Pulpa, piel, carne. Hasta que va una deshilachando aquella calabaza que era redonda y grande, y que una llevó sobre los regazos dentro de aquel taxi, y a la cual una se aferró mientras cruzaba el costado oeste y sur del banco negro. 10. Desperdigado el cuerpo de chiverre ante los ojos, se limpia una las lágrimas. Con amor se separan las semillas de la pulpa y piel deshilachada. Se miran las hebras, se califican, y se lanza la carne deshilachada del chiverre a una olla caliente. Se seca una las lágrimas. 11. Se busca la redención, y se trata de endulzar el cuerpo torturado del chiverre -casi como pidiéndole perdón y susurrando "en muerte te llenaré de gozo"-. Se coloca la tapa de dulce, que se puede conseguir en el automercado, si en el alambicado de calles y avenidas del mercado se le olvidó a una comprarla. Una tapa, dos. Una taza de agua. No más. Un paquete de clavos... de clavos de olor, no vaya a ser ahora crucificado en miel nuestro chiverre. Clavos de olor, no de dolor. Canela en astillas, canela quebrada y seca. Las hojas muertas de higo -por eso las viudas se ponen azules de tanta tristeza-. Pero con mucho amor se le da constantemente vuelta al chiverre. Se mezclan todas los torturados ingredientes de la receta con una cuchara de madera. Se da vuelta, y vuelta, se cuida el chiverre. Se vierte vainilla. Se agregan unas cinco o seis semillas de tamarindo, apenas para que no quede demasiado dulce la miel. Es necesario un poco de amargo o de ácido para mantener el balance en esta vida. 12. Se espera que todo se mezcle. El chiverre no debe quedar blanquecino, sino color tapa de dulce, y un poco cristalizado. Se espera que se evapore toda el agua que salió de la fruta del chiverre. Se da más vuelta a la fibra de chiverre. Pueden doler las manos, pero es normal, la cuchara de madera fricciona con la piel. Puede salpicar agua dulce sobre una, pero es normal, así se le quita lo salado al sudor y a las lágrimas. Se deja reposar al chiverre. Descanse en paz. Se sirve, y se engulle la historia de todo un día.gabipeña-Vhttp://www.blogger.com/profile/11763721953871335293noreply@blogger.com8