Tango. Abrí mis brazos ante tu pecho inminente. Tomaste mis manos.
La sombra hirsuta de tu faz se clavó entre mi ritmo. Y el suave respirar de tu boca se robó mi voluntad.
Sobre tu pecho me dejé ir. Entre tus piernas comencé a bailar.
Enjuta piel. Fuertes brazos. Olías a día y a noche. Y en la cueva de tus manos el calor fundió mi cuerpo entre tu ritmo.
Tango, más!